La decisión de cancelar los vuelos turcos sobre Siria se produce tres días después de que Turquía forzara el aterrizaje de un avión sirio de pasajeros. El vuelo comercial de Moscú a Damasco con 37 pasajeros a bordo, 17 de ellos rusos, que debía durar un poco más de cuatro horas forzado a aterrizar en Anakara por un grupo de cazas F-16 de la Fuerza Aérea de Turquía. La parada se prolongó más de ocho horas, pese a que el avión tenia todos los documentos en regla.
Los pasajeros denunciaron haber sido objeto de maltrato y relatan que fueron obligados a firmar papeles fraudulentos, en los que se comprometían a declarar que el avión hizo un aterrizaje de emergencia y que los militares turcos no estaban involucrados en el incidente.
Según las autoridades turcas, a bordo del Airbus 320 había material de uso militar. Por su parte, el ministro de las Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, asegura que la aeronave llevaba carga legal : "En ese avión no había ningún armamento, ni podía haberlo", sentenció.
"Seguimos esperando una respuesta oficial de la parte turca sobre por qué les impidieron a nuestros diplomáticos el acceso a los ciudadanos rusos que estaban a bordo”, agregó Lavrov.