Lo que comenzó como una acampada pacífica por la defensa de un parque público amenazado por los planes urbanísticos en Estambul, se convirtió el pasado 31 de mayo en el inicio de una oleada de protestas que pronto se extendieron por toda Turquía, enfrentándose a una dura represión policial. La indignación contra la islamización y el autoritarismo del primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, y la falta de democracia han pasado a ser algunos de los motivos por los que los turcos decidieron tomar las calles.
