Un joven brasileño murió en combate mientras servía en el Ejército de Ucrania, donde se había alistado tras ser reclutado en redes sociales con promesas de buen salario y apoyo logístico.
Gabriel Pereira, de 21 años y empleado de una empresa de transporte en la ciudad de Belo Horizonte (Minas Gerais), viajó a la zona del conflicto en marzo, cuenta su hermano, Gustavo, en una entrevista exclusiva a RT. El reclutamiento para extranjeros ocurre de manera informal a través de perfiles de reclutamiento en Instagram*, donde se comparten formularios con una oferta que incluye un "salario de hasta 25.000 reales (4.474 dólares), seguro de vida y ayuda para gastos", además de un seguro en caso de muerte durante el servicio.
El joven llenó uno de esos formularios y viajó solo a Europa, diciendo a su familia que iba a Francia para alistarse en la Legión Extranjera Francesa. Sin embargo, su verdadero destino fue revelado poco después tras tomar un taxi para cruzar la frontera entre Polonia y Ucrania. "Así fue como lo descubrimos. Tomó un Uber de Polonia a Ucrania y el correo electrónico registrado era el de mi madre", relata Gustavo.
⚡️"Mi hermano, en realidad, estaba en Ucrania"🪖Gabriel Pereira, exmilitar brasileño de 21 años, murió en Ucrania tras alistarse. Su familia pensó que iba a Francia, pero terminó en Ucrania.🚨ENTREVISTA EXCLUSIVA DE RT👇https://t.co/4MQ15bjnKEpic.twitter.com/jW5UzESWht
— Sepa Más (@Sepa_mass) July 28, 2025
Oscuro entramado de reclutamiento
La estrategia de Gabriel "fue muy bien planeada" y la familia cree que compró el pasaje con sus propios recursos o pidió un préstamo a alguien. Por la forma en como se marchó, Gustavo cree que los reclutadores aconsejan a los voluntarios a ocultar la verdad a sus allegados.
"Es muy probable que les pidan que omitan la información porque saben que los familiares se opondrán inmediatamente a esta decisión", afirma. "Él mentía, decía que estaba en Francia, pero luego lo acorralamos [...] y acabó confirmándolo", cuenta Gustavo.
Al llegar a Ucrania, Gabriel fue enviado inmediatamente a un centro de entrenamiento en las cercanías de Kiev, donde también se encontraban otros brasileños, así como voluntarios colombianos y un angoleño. Según el entrevistado, a los extranjeros se les retienen los documentos y les obligan a firmar un contrato de adhesión a las Fuerzas Armadas Ucranianas.
"Estos documentos están en ucraniano. Los chicos me contaban que, cuando llegan allí, utilizan el móvil para traducir. Abren la cámara y utilizan el traductor del teléfono para traducir los términos del contrato", explica Gustavo.
"Aunque se arrepientan al llegar, no tienen otra opción. No pueden volver, no tienen trabajo. Tendrán que firmar el contrato si quieren comer", relata. "Lo fácil es llegar allí y firmar el contrato. Una vez que has firmado el contrato, la vida es dura", agregó.
Una posición vulnerable
Gabriel fue destinado a la llamada infantería de impacto, que —según Gustavo— está compuesta por combatientes extranjeros y opera en el frente. Son tres líneas básicas de combate, "la primera línea con infantería que va a una batalla más intensa, intercambian disparos, marcan posición". "Mi hermano estaba en esa primera línea" junto a otros combatientes sudamericanos, agregó.
"Creemos que es intencional, porque la denuncia que viene de sus compañeros es que los soldados están siendo enviados a la trinchera sin documentos de identificación", dice el entrevistado, sugiriendo que se trata de una estrategia con el objetivo de evitar el "reconocimiento del cuerpo a tiempo y tener que hacerse cargo de los derechos de devolución, traslado, pagar el término del contrato de seguro".

Gabriel estaba en la región de Izium, cerca de la frontera con Rusia, según la información obtenida por sus compañeros, que operaban en una posición vulnerable sin apoyo estratégico. Gustavo relata que su hermano "estaba con un rifle defendiendo una posición, junto a otros dos soldados. "Eso no es una misión, es un suicidio", criticó.
Además, explica que, al principio, su hermano no estaba en combate directo, sino que desempeñaba funciones de apoyo. "Según cuentan sus compañeros, se dedicaba a llevar y traer suministros. Llevaba agua, buscaba cosas, llevaba medicamentos", asegura. Sin embargo, Gabriel fue enviado al combate a pesar de estar herido. "Tenía el brazo roto [...] Se le obligó a permanecer herido en su puesto. [...] Hay pruebas de ello, hay un vídeo", asegura.
"Parece que son enviados para morir"
La elección de los soldados que son enviados a las posiciones más peligrosas es deliberada, dice Gustavo, agregando que dentro de la administración del batallón "no les gustan los sudamericanos, brasileños, extranjeros". "Quizás porque [los oficiales ucranianos] comparten o simpatizan con los ideales neonazis. Es eso, sabemos que no es algo infrecuente en Europa", afirma Gustavo.
"Ellos saben que los ucranianos mismos no van a las líneas más peligrosas. Envían a los extranjeros, en las palabras de ellos: 'para servir como escudo para los ucranianos'", denuncia. Además, comenta que los militares sudamericanos son enviados "en pequeñas cantidades, con materiales inadecuados [y] sin identificación". "Parece que son enviados para morir", lamenta.
Gustavo acusa al régimen ucraniano de mal manejo de los recursos que recibe para financiar la guerra y de ocultar la muerte de los combatientes extranjeros para no cumplir las cláusulas de los contratos. "Ellos transfieren parte de ese dinero a la administración de esos grupos de soldados, y es la administración de esos grupos la que se encarga de pagar los salarios de los soldados", explica.
"Si la administración de la tercera brigada [en la que servía Gabriel] confirma la muerte de mi hermano, dejarán de recibir el dinero que era para el salario de mi hermano. Por lo tanto, por parte de ellos, existe interés de no notificar, de no confirmar la muerte de mi hermano. Quieren que mi hermano siga 'desaparecido' para seguir recibiendo el dinero del salario que le correspondería", denuncia.
En este sentido, la familia Pereira pretende exigir el cumplimiento del contrato, que preveía el envío del cuerpo o las cenizas y el pago del seguro en caso de muerte. Según Gustavo, la cantidad prometida de la indemnización es de "entre 300.000 y 350.000", pero no detalló en que moneda.
Además, denuncia intentos de personas sospechosas en Ucrania que ofrecen ayuda jurídica y solicitan poderes para la representación legal. "Piden que se firme un documento en el que se afirma que pueden representarlo legalmente. [...] Nuestro temor es que estas personas estén actuando de mala fe para, de repente, asumir sus derechos en el contrato", dice.
Según Gustavo, las autoridades ucranianas convencen a los extranjeros para que opten por la cremación en caso de muerte. "Como muchos de ellos piensan que supondrá un gasto para la familia si firman la opción de enviar el ataúd, optan directamente por la cremación", añade, señalando que esa también pudo haber sido la elección de su hermano.
La causa de la muerte aún es incierta
La confirmación de la muerte de Gabriel no vino del régimen ucraniano, sino de un compañero. "Existe lo que llamamos contacto seguro. Cuando él se va a una misión, deja su teléfono a un compañero. Solo llamaría en ese caso, en caso de muerte, para avisar a la familia", explica.
Gustavo cree que el cuerpo de su hermano aún permanece en la zona donde murió, ya que según el compañero de Gabriel, cuando ellos llegaron a esa posición ya había gente muerta, que ellos tuvieron que enterrar por el olor que desprendía de los cadáveres en descomposición.
Las pertenencias de Gabriel están en poder de la administración militar en un alojamiento fuera de la línea de combate y la familia intenta recuperarlas antes de que la posición sea tomada por las tropas rusas. "Estamos atentos para ejercer presión política para que asuman y cumplan con lo que es su deber, que está firmado en el contrato".
Dificultades para obtener información
Gustavo cuenta que no está solo en la búsqueda de respuestas. Desde la muerte de Gabriel, se mantiene en contacto con otras familias de brasileños que también tienen dificultades para obtener información de sus familiares. Al respecto, manifestó que otro voluntario desea regresar a su país, pero "no puede porque no le dejan".
El entrevistado dice que ha buscado apoyo del Gobierno de Brasil, pero no ha obtenido una respuesta concreta. "Envié un correo electrónico a la división de apoyo del Itamaraty. Cuando me respondieron, me pidieron que enviara los datos. Y luego no volvieron a responder", lamentó.
Por su parte, el consulado brasileño en Kiev —según Pereira— se limitó a decir que "no tiene información al respecto".
*Perteneciente a Meta, compañía calificada en Rusia como organización extremista, cuyas redes sociales están prohibidas en su territorio.