Nuestra dieta puede ser nutritiva y deliciosa si se incluyen productos frescos de temporada. Una de las formas más fáciles de lograrlo es a través de las ensaladas, pero debido a los constantes brotes de 'E. Coli' ('Escherichia coli'), cada vez son más las personas que evitan los platos con lechuga romana.
Según las autoridades sanitarias de EE.UU., muchas bacterias, como el 'E. Coli', el norovirus, la salmonela y la listeria, son transmitidas a través de los gérmenes presentes en frutas y verduras crudas. Además, señalan que los grupos más propensos a contagiarse son las personas mayores de 65 años, los niños menores de 5 años, las mujeres embarazadas y las personas con un sistema inmune débil.
Aunque los titulares pueden hacen creer que consumir lechuga puede ser peligroso, la realidad es distinta. Las autoridades indican que para asegurarse de que la lechuga (o cualquier otra fruta o verdura) presente en sus platillos no le cause ningún daño, lo recomendable es lavarla muy bien antes de consumirla para así eliminar la suciedad, los gérmenes y las bacterias que puedan estar presentes.
Para limpiar correctamente la lechuga, primero asegúrese de que tanto sus manos como la superficie en la que vaya a lavar la lechuga estén limpias. Retire las hojas magulladas o rotas y luego lave la lechuga bajo el agua corriente. No es necesario utilizar productos especiales, pero para secar las hojas utilice una toalla de cocina limpia o papel absorbente. Después de seguir estos sencillos pasos, su lechuga estará lista.
No obstante, las lechugas y ensaladas empaquetadas y etiquetadas como "listo para comer", "triple lavado" y "no requiere lavado" no necesitan ser desinfectadas, puesto que, aseguran los expertos, ya han sido sometidas a un proceso especial de lavado.
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